Un blog de la Dra. Natalia Ruiz inspirado en los Grupos de Desarrollo de Conciencia de Semiología de la Vida Cotidiana.

Dra Natalia Ruiz de Otero

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Sin mayor preámbulo, Gloria se dirigió al grupo para compartirles que después de algunos meses, había vuelto a ver a su exesposo: “No puedo creer que después de tanto tiempo de habernos separado, se me removió de nuevo el pasado. ¡Me vi a mí misma como un cangrejo caminando hacia atrás! A estas alturas, yo ya no debería sentir esta tristeza”.

Gloria, una mujer de 38 años, es madre de dos niños. Tras el nacimiento de su segundo hijo, su esposo le pidió el divorcio al confesarle que se había enamorado de otra mujer. A pesar de las súplicas de Gloria y de lo mucho que intentó para que no la dejara, él decidió renunciar a ella. Tiempo después, le hizo saber que estaba esperando un bebé con su nueva pareja.

Toda esta situación provocó que Gloria desembocara en una de las mayores crisis de su vida, llevándola a buscar ayuda profesional; así fue como nos conocimos. Después de un tiempo de trabajar juntas el duelo por la pérdida de su matrimonio y todo lo que esto significaba para ella, le propuse participar en un grupo. Consideré que la experiencia grupal podría ayudarla a recuperar la seguridad en sí misma, al encontrar dentro de este espacio, aceptación, comprensión, intimidad y sinceridad, entre otros muchos elementos que le devolverían la sensación de sentirse perteneciente a algo. Con el tiempo, la tormentosa imagen que tenía de su futuro fue tomando una perspectiva diferente. “A veces me descubro tan atrapada pensando en qué será de mí, que dejo de acercarme a lo que realmente sí tengo en mi presente, pero cuando me centro en el aquí y en el ahora, confieso que puedo experimentar satisfacción”. Sus progresos eran evidentes, sin embargo, en ese momento, la autoexigencia pareció apoderarse de ella.

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Días antes de nuestra sesión semanal, nació la hija de su exmarido, por lo que Gloria consideró oportuno llevar a sus hijos al hospital para conocer a su nueva hermanita. “Realmente me sentía tranquila, además pensé que llevar a mis niños era una manera de hacerles saber, que a pesar del divorcio, podía construir una buena relación con su padre. Nunca me imaginé que al verlo cargando a su hija, se me removerían tantas cosas del pasado”.

En esa sesión Gloria se mostró decepcionada de sí misma. Le enojaba pensar que todo lo que había alcanzado con su trabajo personal, de pronto se había desvanecido. No obstante, daba la impresión de que lo que verdaderamente la estaba atormentando ese día, era pensar que había fracasado frente a la expectativa de cerrar la herida definitivamente.

Lo que le ocurrió a Gloria es algo que nos puede pasar a todos en cualquier momento de la vida. Suele suceder que la mayoría de las personas construimos la noción de la paz interna como un estado permanente y progresivo, cuando en realidad se trata de un proceso oscilatorio. Esto quiere decir que los procesos son susceptibles de una evolución y, también, de una involución. Por lo tanto, habrá momentos en los que nos sentiremos muy bien, pero habrá otros momentos, en los que la dificultad surgirá nuevamente, haciéndonos sentir de vuelta muy inestables. Sin embargo, trabajar en robustecer nuestros recursos internos es fundamental, ya que será precisamente esto lo que finalmente nos permitirá reponernos de la adversidad y, además, salir fortalecidos de la experiencia. Comprender esto puede liberarnos; aceptar que somos seres en proceso -y que lo seremos toda la vida-, nos permitirá quitarnos de encima el gran peso de la autoexigencia.

Las personas tendemos a exigirnos estar bien todo el tiempo, y lo único que provocamos con ello es una doble crisis. Por un lado, lidiamos con la problemática que la vida nos presenta, pero por el otro lado, tendemos a complicarlo con nuestros juicios personales en los que nos acusamos, nos reprobamos y nos señalamos por lo que estamos pensando o sintiendo frente a nuestras circunstancias. Esta actitud lacerante nos conduce a experimentar una mayor tristeza, enojo, frustración e incluso, depresión frente a lo vivido, reduciendo enormemente la posibilidad de explorar y comprender el nuevo reto que la vida nos presenta.

La autoexigencia forma parte de un Imaginario Colectivo que nos enseñó que lo importante en la vida eran los resultados y no nuestros procesos. Esto quiere decir, que muchas veces solemos evaluarnos en función de los éxitos o fracasos que han habido en nuestra vida, pero pocas veces nos detenemos a mirar la perseverancia, la dedicación o el entusiasmo que hemos puesto en nuestras tareas. Cuando el resultado no es el esperado, tendemos inmediatamente a invalidar el proceso, diciéndonos cosas como: “no ha sido suficiente”; “a estas alturas yo ya no debería de equivocarme”; “de nada ha servido lo que he hecho”; en fin, una serie de juicios que lo único que provocan es agravar nuestra conflictiva.

El grupo trabajó para que Gloria lograra darse cuenta que estaba siendo víctima de esta doble crisis que generaban sus juicios: primero se enfrentaba a esta nueva idea de aceptar que su exmarido finalmente había rehecho su vida, pero además de esto, se laceraba a sí misma juzgando sus emociones en lugar de comprenderlas. “Hoy con lo que me dicen descubro lo dura que puedo ser conmigo misma. Haberme sentido así cuando lo vi en el hospital hizo que perdiera perspectiva. Hoy veo que esta tristeza es parte del proceso natural que estoy viviendo y que al juzgarme por ello, lo único que estoy haciendo es intensificar mi sufrimiento. En realidad, dentro de todo me he sentido tranquila, pero darme permiso de ajustarme a esta nueva realidad era necesario. Me siento confiada porque sé que a pesar de la tristeza que ahora siento, me repondré, sólo necesito tiempo para asimilarlo…”.

Que Gloria pudiera soltar el látigo con el que solía lastimarse, hizo que los demás participantes se dieran permiso de hacerlo también:

“A veces me descubro extrañando a mi hija. Desde que murió me he empeñado en superar el duelo, como si ese fuera el resultado que valiera. Cada vez que contacto con alguna emoción de tristeza me recrimino, incluso he llegado a despreciarme por sentir esto que según yo ya no debería de ocurrir. Ese “debería” es lo que en verdad me está matando. Hoy descubro que la pérdida, como la ganancia, son procesos; y que es lógico que haya fechas o momentos en los que añore su presencia. Sin embargo, tengo que aceptar que en la balanza, predominan más los momentos de serenidad… ¡es increíble cómo puedo exigirme tanto a mí misma!”.

“No tolero equivocarme, mis errores me persiguen todo el tiempo. Soy un experto en señalarme lo que dije, hice, o pensé mal. Me la vivo comparando lo que tengo con lo que no tengo y me descubro viviendo una especie de tristeza por aquello que no soy y que quisiera ser. Hoy con todo lo que escucho comprendo que el día que logre asumirme como soy; un cuadro blanco con maravillosos puntos negros, ¡voy a vivir la vida en plenitud!”.

“Perder mi empresa ha sido uno de los golpes más duros que la vida me ha dado. Desde entonces he insistido en que me deje de afectar definitivamente. Siempre estoy buscando cerrar ciclos de forma concluyente, generando la expectativa de que nunca más volverán a perturbarme. Sin embargo, he perdido de vista que los ciclos se conectan uno con otro, por lo tanto, es natural que por momentos, reviva lo que me ha ocurrido. ¡Lo que resiste, persiste!… Es hora de que me deje de resistir a mis emociones conflictivas, para que dejen de persistir en mi mundo interno”.

El espejo de la técnica grupal

En Semiología de la Vida Cotidiana hablamos de la importancia de buscar la plenitud, no la perfección. Suele suceder que los participantes de grupo, o cualquier persona que acude a un proceso de consultoría, se empeña en ser reconocido por los resultados que ha obtenido a partir de esta nueva práctica. Sin embargo, es importante recordar que los cambios que se producen dentro de este espacio son a nivel interno, no externo, por lo tanto, no es algo que se nota a primera vista. Reflexionar sobre esto es crucial, ya que le permitirá a la persona entregarse a la experiencia sin depender de ser elogiado por sus allegados para continuar su proceso. Descubrir el beneficio personal es promover la plenitud en nosotros, buscar ser reconocidos por los demás, incluso por nuestras voces internas, es insistir en ser perfectos.

Todos podemos vernos reflejados en estos espejos…

Es posible que la experiencia de Gloria te permita reflexionar sobre los muchos procesos que no te has validado genuinamente. ¿Cuánto tienes que reconocerte, agradecerte y mirarte? Prolongar nuestros propios juicios únicamente conseguirá decepcionarnos. Cada persona debe ser capaz de encontrar una Pauta de Oro para conducirse en la vida, es decir, el ideal dentro de lo posible. Pero dentro de este marco de referencia, también se señalan nuestras limitantes. Aceptar que hay cosas que no somos, no sabemos, no tenemos y, por lo tanto, no podemos; nos permitirá disfrutar de lo que sí somos, sí sabemos, sí tenemos y, en consecuencia, sí podemos. Comprender que no existe nada más perfecto que los ritmos oscilantes de nuestra conciencia, es lo que realmente le devolverá esperanza a nuestra vida.

Complementa la lectura con esta reflexión en audio o video.


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¿Es la autoexigencia un inhibidor de nuestra intuición?, ¿cómo la autoexigencia y la incapacidad para experimentar plenitud podrían estar relacionadas?, ¿cómo canalizar nuestra autoexigencia personal de forma funcional?

Referencias Bibliográficas

Texto: Natalia Ruiz / Ilustración: Diego Zayas

51 Comentarios

  1. A sido un placer, escuchar estas palabras. Palabras que sacuden mi alma y le dan otra percepción a lo que vivo. Me enriquece muchísimo y me abre los ojos de no buscar la perfección y de saber que nadie es perfecto.
    Gracias Natalia!
    Saludos.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Alejandra! Me da mucho gusto saber que estas palabras te ayudaron a ampliar tu percepción. Tienes toda la razón cuando dices, que no somos perfectos y por lo tanto, insistir en ello puede lastimarnos mucho. ¡Muchas gracias por tus comentarios, saludos!

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Francisca! Es totalmente cierto, sólo las experiencias permitirán el genuino crecimiento interior. ¡Saludos y gracias!

  2. Hermosa y profunda reflexión que me permitió descubrir la importancia de no ser tan dura ni auto exigirme tanto! Es verdad que los procesos son más valiosos que los resultados! Y respetar y escuchar nuestros ritmos internos! Felicidades y gracias Natalia por esta nutridora reflexión! Sue Payro

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Susana! Me encanta saber que esta reflexión te sirvió para descubrir algo. Qué importante lo que dices, respetar nuestros ritmos internos. ¡Muchas gracias por compartirnos tu opinión! Saludos.

  3. Natalia querida, que importante es hablar de los procesos, porque como bien dices, siempre estamos al tanto de llegar a la meta y nos olvidamos de cómo fue llegar ahí, cuando que muchas veces el cómo llegar, lo que tuve que pasar, lo que sucedió en el transcurso, es mucho más enriquecedor que llegar.
    Imagino a unos alpinistas subiendo la montaña, todo lo que viven, las experiencias que les da el compañerismo, tal vez la falta de recursos o un accidente y cómo reaccionar ante todo eso; me pregunto si son más importantes estas experiencias, que llegar a la meta o tal vez, enriquecen mucho más el llegar a ella. Saludos

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Querida Kenia! Me da mucho gusto compartir contigo este espacio. Me encantó el ejemplo que nos compartes de los alpinistas, y sobre todo la pregunta que nos regalas: ¿qué será más importante, la experiencia vivida o cumplir con la meta? ¡Recibe el abrazo de siempre, gracias!

  4. María Guadalupe Aguilar Montoya

    Gracias Doctora Natalia, me encanto la reflexión, realmente nos exigimos constantemente y somos séveros con nosotros mismos y no disfrutamos el como y le damos más valor a lo que piensen los que nos rodean, hacer enfasis en el proceso es lo valioso, leo esto en un momento muy importante en mi vida, estoy en proceso de crecimiento a mis 69 años y es muy reconfortante encontrarme y hacer conciencia. Gracias por tus enseñanzas, bendiciones!

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola María Guadalupe! Me da mucho gusto percibir el entusiasmo con el cual te has entregado a tu proceso de crecimiento personal, eso delata tu espíritu joven. Tienes toda la razón cuando dices que podemos ser muy severos con nosotros mismos. Como bien mencionas, solemos darle mucho poder a los demás con sus opiniones, lo cual puede resultar una dinámica peligrosa, ya que atenta contra nuestra propia valía. ¡Saludos y gracias por tus comentarios!

  5. Hola buenas tardes, debo decir que me siento sumamente identificada con Gloria, por que a pesar de que yo no he tenido un divorcio, si atravese por una etapa de depresion muy fuerte que me llevo incluso a tener pensamientos de muerte y suicidio. Acudi a terapia y dwapues algunos años, me vomence a sentir mucho mejor, incluso mi vida a tomado un curso que me satisfsce mucho. Sin embargo debo decir que hay veces en las que siento mucho miedo de bolver a sentirme igual, y no poder ser los suficientemente cuerda, para protegerme a mi misma, y cada vez que tengp un dia sin tanto trabajo o mas libre comienzo a sentir coraje conmigo misma por tener estos sentimientos, y bueno, me doy vuenta que al hscer esto es como que si estuviera enterrandome viva solo por no sentirme vulnerable y de esta mamera solo estoy prohibiendome a mi misma sentir placer o satisfaccion por mi vida de ahora, solo por evitar sentirme indefensa, o bulnerable. Ciertamente me han dejado mucho que valorarme. Agradesco a Gloria por su testimonio. Y a la dovtora ppr ayudarnos. Un abrazo.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Lucia! Qué gusto saber que la experiencia de Gloria te sirvió como un espejo. Un divorcio, entraña un proceso oscilatorio, que como hemos mencionado en el artículo, habrá momentos buenos y otros en los que sintamos un retroceso, pero todo es perfectamente esperado. Me parece muy importante que te hayas dado la oportunidad de elaborar este duelo en el espacio adecuado. Por lo demás, es necesario que confíes en tus recursos internos cuando la adversidad surja nuevamente. Pero si en algún momento sientes que lo que te ocurre te rebasa, no dudes en pedir apoyo nuevamente, recuerda que la conciencia tiene tiempos perfectos. ¡Saludos, es un placer compartir este espacio contigo!

  6. Jesús Mauricio Ochoa Guerrero

    Hola Natalia. No se si sea pertinente plantearte una pregunta por este medio, pero me atreveré. ¿Que opinión tienes acerca de la infidelidad? Se que es algo muy complejo y multifactorial en donde la crianza, la cultura, las cuestiones ideológicas y las particularidades subjetivas inciden en la decisión de llevar a cabo este acto… pero me gustaría saber tu punto de vista al respecto o que me recomendaras algunas lecturas que documenten esta situación. Gracias de antemano

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Jesús Mauricio! Muchas gracias por tu pregunta, es un placer intentar contestarla. Como bien mencionas, es un tema muy complejo que más adelante abordaremos dentro del blog. La temática plantea, además de todo lo que bien mencionas, un triángulo amoroso. Por lo tanto, desde cada ángulo los motivos y circunstancias que llevan, de forma consciente o inconsciente, a colocarse o a quedar circunstancialmente adherido a esta situación, son muchas. En Semiología de la Vida Cotidiana, hablamos, que desde la perspectiva de quien comete la infidelidad, las motivaciones se circunscriben a dos grandes escenarios: insatisfacción o ratificación. Puedes profundizar en este tema en nuestro Curso V. <>. ¡Saludos y gracias por exponernos tu inquietud!

  7. Hola al igual que los demás temas siempre tan cotidianos al menos para mi muy provechosas que me ayudan a ver la vida todo un proceso para mejorar cada día mil gracias

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Araceli! Me da mucho gusto saber que esta información fue de utilidad para ti. ¡Saludos y gracias por tus comentarios!

  8. Qué interesante espejo, para reflexionar.
    Cada quien tiene su punto de vista y una perspectiva diferente basado en sus creencias, valores y pensamientos y aquí, estoy convencido que a mi me sirve mi autoexigencia por las decisiones que tomo ante cualquier punto de fricción o evento placentero.
    Decido ¿destruir o construir?.
    Decido ¿autosabotearme o beneficiarme para Ser?.
    Decido ¿invalidarme o sacar provecho para crecer?.
    Soy el responsable de tomar esa decisión, no está basada en lo que hagan los demás o en el principio de realidad.
    Soy el responsable de definir cualquier sentimiento para crear una emoción y convertirla en un hábito, ¿cuál me acerca más a la plenitud de este momento?
    Y mi autoexigencia me ha conducido a comprender que solo hay dos experiencias, con las que gozo y con las que aprendo.
    Con las que aprendo, mi autoexigencia es desechar el porqué me pasa esto, sino para qué, ¿cuál es el aprendizaje? para no volver como hábito el dejarme llevar por creencias irracionales, entonces, mi autoexigencia es algo como un líder en mi diálogo interno para construir y no solo pensar en cambiar un hábito que yo permití ser tatuado por el imaginario colectivo, sino reemplazarlo por otro funcional que me permita seguir construyendo mi plenitud. No es algo como una meta, porque si una meta la cumplo, pierdo la ilusión, me encanta el proceso no el resultado, entonces la meta la cambio por un propósito, que puede durar toda la vida y en este proceso está implícita mi plenitud.
    No soy perfecto, soy perfectible y en cierta manera el significado que le doy a la autoexigencia es para conducir mi vida plenamente, aunque a veces me sorprendo con un imaginario más sofisticado por el aprendizaje de muchos de los temas enseñados magistralmente en Semiología de la Vida Cotidiana, siendo mi dictum “yo entiendo”, jaja, me río de mi mismo y para mí es sano reírme de mí mismo y además me gusta construir un sistema abierto con muchas sorpresas que van en contra del imaginario colectivo, como por ejemplo en vez de pensar que debería de ser de otra manera, o ¿qué va a pensar la gente de mí?, o más complejo, creer que sé lo que las demás personas piensan de mí.
    Prefiero seguir desarrollando mi intuición creativamente y aceptando lo que es y si dejo de angustiarme con una construcción de significados que he constatado que no son funcionales, tengo más tiempo para mí y disfrutar de la intuición, de la creatividad y mi plenitud.
    Respondiendo a tus preguntas y por mi experiencia con la autoexigencia en los dos polos, las defino como autoexigencia del deber ser y autoexigencia del Ser.
    La autoexigencia del deber ser, me nubló la vista, no veía más allá, me autosaboteaba, creaba autoconmiseración, perdía el rumbo, hasta en ciertos momentos perdía el sentido de la vida, ese diálogo interno era como un círculo vicioso, entonces no podía florecer la intuición, no podía experimentar la plenitud o alguna manera de canalizarla.
    En la autoexigencia del Ser, la intuición la pongo a flor de piel, el paradigma del imaginario colectivo de que los hombres no tenemos intuición pierde su significado, entonces asumo la responsabilidad de la intuición y sus consecuencias, porque la realizo en una plataforma construída en mi autoconcepto, dejo de pensar para sentir, dejo mi dictum y es una conexión conmigo mismo aquí y ahora, contemplando sin juicios de valor, en total creatividad y canalizándola sintiéndome en total plenitud, ya sea placentera o punto de fricción, porque gozo o aprendo.

    Muchas gracias por estos artículos para reflexionar.

    Me agradezco a mí, revisar en mi memoria como me conducía con una autoexigencia no funcional, porque ahora me hace mucho sentido la transformación para tomar las riendas de mi propia vida en total plenitud.

    Por lo siglos de los siglos. Amen. (Así sin tilde)

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Gustavo! Me encantó el espejo que nos regalas. Me parece que tu reflexión coloca un panorama muy claro en el que nos regalas dos posibilidades, como bien mencionas: “la autoexigencia del deber ser” y la “autoexigencia del ser”. La primera versión dibuja la desconexión a uno mismo pero una fuerte vinculación con el imaginario colectivo, y la segunda versión, muestra la posibilidad de conectarnos a nosotros mismos sin vivirnos tan dependientes de este imaginario. Además, de que resaltas el valor de la intuición y la forma en la que podemos darle cabida en nuestra vida. ¡Muchas gracias por tus palabras que nos llevan a profundizar en este tema!

  9. Wooow… me acabo de dar cuenta que mi instatisfacción vocacional / profesional se debe literalmente a esta autoexigencia. Me doy cuenta que lo que me genera frustración y culpa es el hecho de me estoy autoexigiendo ya que me siento terrible cada vez que me doy cuenta que no estoy donde “quiero estar” (el resultado). Y practicamente estoy desvalidando por completo todo el esfuerzo y los avances que he logrado. Ahora que volteo a ver “mi proceso” me doy cuenta lo mucho que he logrado, lo que he crecido, lo cual me hace sentir hasta orgullosa. Sin embargo me doy cuenta también que muchas partes de ese proceso no las he disfrutado por tener la mirada y los “aplausos” en los resultados. Wow ! Muchas gracias Natalia.. meditaré más sobre este tema.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Karla! Tu reflexión me parece de los más interesante. Muchas veces solemos confundir la insatisfacción profesional con la sensación de no estar en ejerciendo nuestra vocación. Pero como bien dices, cuando en la profesión nos enfocamos sólo en los resultados, es muy fácil vivir esta confusión. ¡Gracias por tus comentarios, estoy segura que despertarán un profundo cuestionamiento para quienes nos leen!

      1. Gracias Natalia.
        Me siento en el mismo caso que menciona Karla Cifuentes. Leí tu comentario al respecto y me quedo con la duda de la confusión entre insatisfacción profesional y no estar ejerciendo mi vocación. ¿A qué te refieres? (Ya que Para mí es lo mismo)¿Algunas lecturas que recomiendes? Personalmente, éste tema ha sido mi talón de Aquiles por años y ahora lo veo relacionado con la perfeccción/autoexigencia por primera vez. Así que cualquier orientación te lo agradecería. Gracias

  10. Este mensaje conectó muchísimo con mi historia personal. Comparto, actualmente soy arte-terapeuta y pintora, mi mamá también pinta. Ella ha sido sumamente crítica consigo misma y en consecuencia también lo fué/es conmigo. A lo largo de mi vida he fortalecido mi auto-estima, sin embargo mi auto-exigencia sigue muy presente. Justamente como lo describes soy muy sensible a los comentarios negativos o que me hagan notar mis errores, antes me invadía la ansiedad y la auto-devaluación llegaba poco después.
    A veces caigo en las mismas trampas cuando le doy retroalimentación a mis los niños que son alumnos de la clase que imparto de pintura, pero trato de ser auto consciente de estos introyectos.
    Sigo en un camino de aprendizaje, apreciando y aceptando mi proceso… no me es fácil, pero estoy en el camino. Una paradoja de control.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Daniela! Gracias por compartirnos tu experiencia. Es muy interesante lo que dices, a veces repetimos la dinámica introyectada en un afán de minimizar el impacto que provocó en nosotros, en el caso que nos expones, la falta de reconocimiento y la mucha exigencia que hubo por parte de tus figuras de amor. Me parece muy valioso el trabajo que realizas y además la energía que has puesto en tus propios procesos que ahora te permiten darte cuenta de muchas cosas. Lo que describes es algo que nos sucede a todos, existen momentos en que nos podemos sentir fortalecidos y otros en los que nos vemos atrapados nuevamente por viejos introyectos, algo, perfectamente esperado dada nuestra condición humana. A medida que logremos con actos deliberados separar el pasado del aquí y el ahora, iremos descubriendo nuevas formas de vincularnos a los demás. ¡Saludos, me ha dado mucho gusto leerte!

  11. DRA. NATALIA. NO ENTIENDO LA PARTE DONDE DICES QUE NUESTRA CONCIENCIA TIENE TIEMPOS PERFECTOS. Y QUE IRA ASIMILANDO LO QUE ESTE LISTA PARA ASIMILAR Y QUE PRESIONARLA PUEDE SER PELIGROSO. TE REFIERES A UNA RESPUESTA A LOS ACTOS DE CONCIENCIA DE CUANDO NOS AUTO-EXIGIMOS Y EMPUJAMOS DEMASIADO EN UNA SITUACIÓN DETERMINADA A RESPONDER CON UN DEBERÍA DE?? Y DONDE SURGE EL PELIGRO?

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Eugenia! Muchas gracias por tu pregunta. En efecto, muchas veces las personas no estamos preparadas para asimilar alguna situación, y sin embrago, las presionamos. Respetar que la conciencia tiene tiempos perfectos, implica respetar el tiempo de cada quien. Las defensas que utilizamos (negar, racionalizar, cuando nos reímos para no llorar, entre muchas otras), tienen una razón de ser muy importante, porque nos protegen momentáneamente del sufrimiento. Intentar romperlas, precipitadamente, puede ser peligroso porque podemos correr el riego de enfrentarnos a algo que todavía no estamos listos para asimilar. Es como darle a un bebé recién nacido un filete, a pesar de que sabemos que eventualmente lo alimentará, hacerlo de forma precipitada puede ser dañino. Lo importante es confiar en que nuestra conciencia cerrará un ciclo, u trascenderá alguna herida, en el momento en que lista, no antes y no después, a tiempo. ¡Saludos!

  12. ¡Hola doctora!!
    Tengo 60 años y me he dado cuenta tiempo atrás que toda mi vida siempre he buscado el perfeccionamiento, una tarea interminable. He leído mucho, me he preparado profesionalmente en lo que me dedico, estudié un postgrado (el cual disfruté mucho) y en todas las ocupaciones que he tenido he tratado de informarme para ser perfecto. En mi vida he tenido muchos fracasos desde el momento en que me casé: Quebró mi negocio, perdí mi matrimonio, perdí a mi familia, en un segundo intento volví a estar en quiebra en otro negocio, perdí a mi pareja que había tenido posteriormente y ahora me encuentro estable en un nuevo negocio del cual, tendré que renunciar y buscar otro por razones de tipo jurídico fuera de mi control. Me he dado cuenta que todos estos fracasos no me permiten ver los triunfos obtenidos durante el camino. Tienes razón al decir que la vida es un proceso oscilante de triunfos y fracasos, alegrías y tristezas, paz y depresiones. Sin embargo, he aprendido que así como es la vida de oscilante, debo de tomarla con más calma. Significa que en ocasiones, hay cosas que no se pueden arreglar y hay que dejarlas fluir, dejar que sucedan. Finalmente los resultados no son tan trágicos como pensaba uno porque, al perder, surge un camino inesperado y una respuesta a todo lo sucedido. Gracias por su atención.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Jorge! Muchas gracias por compartimos tu testimonio, me parece de los más enriquecedor. Qué importante es aceptar que la vida es un proceso oscilante, por lo tanto, de nada sirve resistirnos a su fluir natural. Por otro lado, qué valioso lo que comentas con respecto a que las problemáticas, con el tiempo, van tomando su justa proporción, y al final, pierden la dimensiónalidad que les damos cuando los vemos encima de nosotros. Cobrar distancia, siempre es un buen ejercicio. ¡Saludos, es un placer compartir contigo este epacio!

  13. Hola Natalia, me estoy viendo reflejada en todo lo que escribes, que fácil es autocriticarme y torturarme cada vez que siento que supere un evento díficil y sentir paz y tranquilidad y con cualquier circunstancia que me lo recuerde vuelvo a revivir todo y empieza de nuevo el maltrato hacia mi misma por no cerrar definitivamente ese episodio, gracias por compartir este mensaje de ahora en adelante trataré de ser mejor versión de mi y no ser vulnerable hacia el pasado, sino sentirme bien por todo lo que he logrado y donde estoy y sobre todo que agradecer que aún estoy permitiendo momentáneamente que suceda pero sin autoexigirme un comportamiento fuerte.
    Gracias y saludos.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Irma! Me da mucho gusto saber que este artículo fue un espejo para ti. Qué importante lo que dices, validarnos todo lo que hemos logrado, darnos cuenta que no somos los mismos, pero eso no significa que dejemos de ser vulnerables, sin embargo, estoy segura que tu susceptibilidad también es diferente. ¡Saludos y muchas gracias por compartirnos esta interesante reflexión!

  14. Gracias por hacerme reflexionar sobre la plenitud una vez más, Semiología de la vida cotidiana puso en mi camino esta visión de mis experiencias, que antes solo calificaba de exitosas o no, el juicio más fuerte al que me llegué a enfrentar en la vida fue el mío Ahora, día a día intento contemplar mis puntos de fricción en lugar de emitir un juicio y me ha servido para regresar a la serenidad.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Cintya! Tu experiencia nos contagia y nos inspira, es totalmente cierto, necesitamos dejar de ser nuestros peores enemigos. Abrirte, cómo lo has hecho tú, a la contemplación sin juicios, es la oportunidad que tenemos, como bien lo mencionas, para experimentar serenidad. ¡Gracias y saludos!

  15. ¡Hola Natalia! Muy revelador el video, sin duda la autoexigencia es un elemento con el que cargo a diario, comenzare a trabajar en lo que comentas.
    Tuve la oportunidad de terminar los 12 cursos de Semiologia y me cambio mi vida.
    Sin duda estare muy pendiente del blog.
    Un saludo.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Dan! Me da mucho gusto saber que este video te sirvió. Me encantará verte por aquí, participando en nuestros próximos artículos. ¡Saludos y gracias por tus comentarios!

  16. Buen día

    Este tema me interesa, principalmente en lo que es la autocritica, uno de mis principales problemas es la inseguridad y la autocritica, ya que, yo desconfió de todo lo que hago, ya sea, en e tema laboral como en el sentimental. Con mi trabajo siempre estoy dudosa de las decisiones que tomo y siempre me queda esa inseguridad de si hago bien o no, y en mi vida personal, me afecta demasiado con mi pareja, ya que, siempre estoy pensando que me equivoco, que todo lo hago mal y que por eso me va a dejar.
    Lamentablemente no se manejar estas situaciones, siempre que paso algo así termino regañandome, critiandome, y castigándome, me gustaría que me pudieras dar alguna lectura para poder trabajar con esta inseguridad y autocritica que me tengo.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Nancy! Comprendo lo que me dices. Uno de los grandes inhibidores de la intuición y la creatividad es la autoexigencia. El día que nos aceptemos imperfectos será el día en que nuestras inseguridades terminarán. El problema es que no toleramos nuestras equivocaciones y son esos tropiezos los que nos hacen sentir debilitados. En cambio, cuando miremos nuestras acciones, buenas e inadecuadas, con toda naturalidad, es que nos iremos fortaleciendo de la experiencia. Te recomiendo entrar a nuestra página. El curso uno “el conocimiento de uno mismo”, contiene material que estoy segura será de gran utilidad para ti. ¡Saludos!

  17. La sabiduría que me transmites me hace tener mas tranquilidad confirmar ese pensamiento de que debo ser mas amable conmigo misma. Pase muchas cosas: estuve en depresión y con pensamientos suicidas, a partir de que me había terminado una relación de casi siete años donde pensaba yo que culminaría en matrimonio pero ese no fue el resultado, al final de cuentas ambos íbamos en direcciones opuestas con nuestros anhelos. Cuando se fue el de mi vida, sentí que había un vacío y que nadie me amaría tal cual soy , que no tenia nada bueno que aportar, porque bueno todos los hombres que llegaban a mi vida me abandonan o me hieren gravemente ( bueno, cabe mencionar fui abandonada por mi padre y también fui abusada sexualmente en la infancia por el tendero) El caso que me sobreexigia siempre en ser la mejor en todo para cubrir cada necesidad que tuviera las personas que amo, en el caso de mi ex novio procure siempre ser la mejor novia (eso es imposible, jamás seré perfecta). Incluso ya en terapia (psicológica y psiquiátrica) tendía mucho a exigirme avanzar, ver esos resultados inmediatamente, porque no me podía permitir estar mas en ese hoyo, pero solo ocasionaba mas presión y frustración, era mi peor juez. Ahora, he podido comprender que debo dejar que los sentimientos fluyan, pues son normales, puedo enojarme, estar triste o tener celos, pero siempre buscar una alternativa creativa para CONTRARESTARLOS. En este año, después de un proceso de soltar el pasado, culpas y todo lastre, me enfoque en mi misma y fue cuando sin esperarlo conocí a mi novio y futuro esposo (porque el me ha pedido matrimonio). Es como dicen lo que crees, lo creas, y yo comencé a creer que merezco ser feliz y amada, no tengo nada malo y tengo mucho como ofrecer como hija, hermana, novia, amiga, ciudadana y demás facetas puedan haber en mi vida. Leer tus artículos me ayuda a analizar mi presente y no caer en expectativas, en miedos, autoexigencias, es un análisis que me ayudará en esta nueva etapa que me regala la vida, donde no estoy dispuesta a perder las oportunidades por falta de flexibilidad en los conceptos que tengo de mis seres amados.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Sheila! Tu testimonio me parece muy revelador, gracias por compartirnos tu experiencia. Es verdad, la mayoría de las veces somos nosotros mismos quienes nos perseguimos sin clemencia. Tendemos a exigirnos estar bien todo el tiempo, a ser perfectos y además, a tener relaciones perfectas. El día que nos aceptemos como somos, imperfectos, aprenderemos a vincularnos desde la imperfección y no desde la perfección. Tienes toda la razón cuando dices que mereces ser feliz y amada, no existe razón para creer lo contrario. ¡Ha sido un placer leerte! Saludos.

  18. Hola doctora Natalia!

    Aprecio mucho su esfuerzo de hacer y publicar ese vídeo – fue un punto clave en mi intento de autoayuda. Como las demás personas que han escrito comentarios, me he reconocido en muchas cosas que ha dicho. A mí la autoexigencia en el trabajo y la ansiedad y el estrés que ésa generaba me ha llevado a tener incluso problemas de salud. Esos problemas empezaron hace un año cuando empecé el doctorado. Desde el princio sabía que se debían al estrés del trabajo, pero no me daba cuanta alguna de que no era el trabajo en sí mismo (además me encanta lo que estoy haciendo), sino que ese estrés me lo generaba yo misma con la exigencias desmesuradas que me ponía delante. !Qué fuerte saber que uno se puede causar daño simplemente por cómo se trata a sí mismo! El problema es que desde siempre me he fijado solo en los resultados – en mis logros y mis fallos – restando importancia a los logros y exagerando los fallos sin disfrutar del proceso. Cuando entendí que amo a mi trabajo y quiero disfrutar haciéndolo y que esos problemas de salud no son mala suerte sino que estoy intoxicándome yo misma, empecé a cambiar. Ahora estoy en el proceso, dándome tiempo a interiorizar todo lo que acabo de decir. Al final, no es tan fácil – 25 años de mi vida he tenido una perspectiva demasiado dura hacia mí misma, no estoy acostumbrada a quererme.
    Esto me lleva a pensar cómo de importante es integrar este tipo de enseñanzas en los currículum escolares para que no se centren solo en las enseñanzas formales.
    ¡Saludos!

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Dominika! Qué gusto saber que en este artículo has encontrado un punto de reflexión, que aunado a los comentarios de todos vamos generando un espacio para compartir. Es absolutamente cierto lo que dices, solemos fijar nuestra atención en el resultado, perdiendo de vista que lo que verdaderamente nos nutre es la experiencia, independientemente de los resultados. Es importante darnos cuenta de lo que nos compartes, porque lo que te ocurre a ti nos ha ocurrido a todos en algún momento, nos convertimos en nuestros peores jueces y entonces es cuando caemos en la doble crisis: no solamente lidiamos con nuestras equivocaciones sino que además nos perseguimos por ello. Qué gusto que lo que hayas podido ver, aceptarlo te ayudará a mejorar mucho tu salud. ¡Saludos y gracias por compartirnos tu experiencia!

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