Un blog de la Dra. Natalia Ruiz inspirado en los Grupos de Desarrollo de Conciencia de Semiología de la Vida Cotidiana.

Dra Natalia Ruiz de Otero

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Sofía llegó al encuentro y sin percatarse envolvió sus palabras con un aire triunfal. “Me parece tan triste ver en lo que se ha transformado la vida de mi hermana, literalmente se ha convertido en la sombra de su esposo. No trabaja y no hace nada de su vida, todo el día está con sus hijos, obsesionada con educarlos y francamente no sé si le funcionan sus estrategias. Pero además, ¡yo no podría ser una mantenida, de verdad, no sé cómo lo tolera! Pobre, no me puedo ni imaginar lo vacía que debe sentirse. ¿No estará deprimida?”.

Sofía a sus 39 años había logrado convertirse en socia del despacho de abogados para el cual trabaja desde hace años. Es una mujer exitosa, atractiva y muy inteligente, sin embargo, llegar a donde había llegado también le trajo un sinfín de sacrificios que sin pensarlo demasiado estuvo dispuesta a hacer, entre ellos, posponer su vida amorosa. Aunque, a decir verdad, hace tiempo que estaba lista y deseosa de involucrarse sentimentalmente con alguien. “¿¡Qué pasa con los hombres!? Después de un par de meses de salir con Jorge, le propuse que nos fuéramos de viaje, yo sé que su economía no está muy bien, así que le dije que no se preocupara, que los gastos corrían por mí cuenta. Bastó decir eso para que entonces explotara como nunca antes lo había hecho, ¡de dominante y controladora no me bajó!”.

Desde niña, Sofía sintió que se le había privado del signo de status que conlleva ser varón. Su padre, un hombre de «gran plumaje», que no reparaba en mostrarlo, siempre privilegió a su hijo varón por encima de ella y de su hermana. “Mi papá era uno de esos machos que pensaba que pagar por la educación de los hombres era una inversión, en cambio, la de las mujeres era un lujo. Nunca creyó que apostarle a mi futuro podía ser una buena idea. Hoy que me he convertido en su imagen y semejanza, sé que lo he sorprendido”.

Sofía se debatía entre la admiración a su padre y la envidia a su hermano, admiraba todo ese poderío, pero por el otro lado lo envidiaba, porque sentía que al ser mujer jamás podría ejercerlo. Ver la estampa social que tienen su hermano y su papá, por haber nacido hombres, era igual a entrar a una pastelería y simplemente ver cómo otros se comían el pastel que ella no podía probar. Esto quiere decir que existen contextos que favorecen que la envidia brote con mayor facilidad, y este, era uno de ellos.

Complementa la lectura con la reflexión final de la Dra. Ruiz de Otero, en audio o video.

La envidia es una de las primeras emociones que cualquier ser humano experimenta, por lo tanto, resulta muy fácil reconocerla en nosotros. Sin embargo, debido a su connotación cultural, también es uno de los sentimientos más negados por las personas, porque aceptar la envidia genera culpa.

Ahora bien, el matiz que existe entre la envidia y los celos, bien vale la pena mencionarlo, ya que suelen confundirse con mucha frecuencia. La envidia, como todas las emociones, está compuesta por una noción de escala; la parte menos patológica de la envidia es desear lo que el otro posee, pero además sentir coraje porque el otro sí lo tiene y uno no. Un segundo nivel, aún más intenso, es cuando además de ello, desearíamos que el otro tampoco lo tuviera. La diferencia con los celos radica en que para que exista este sentimiento necesita haber un rival de amores. Esto quiere decir, que los celos son el deseo por tener a alguien o por no perderlo, pero hay un tercero que amenaza esta posibilidad, por lo tanto, nuestra energía está puesta en rivalizar o excluir al elemento intrusivo. Esto se simplifica en la siguiente idea: la envidia se compone de dos partes: tú y yo; mientras que en los celos intervienen tres elementos: tú, yo y el otro.

Para Sofía, lo que en un principio fue la envidia por la hombría de su hermano, después se convirtió en la envidia por la maternidad de su hermana. Así funciona esta emoción, el que envidia, pronto aprende a hacerlo con todo y con todos. Sin embargo, cuando entendemos nuestra envidia se convierte en una virtud; si no fuera por ella quedaríamos ignorantes de nuestras insatisfacciones y desvalorizaciones, sin oportunidad de hacer algo al respecto. La envidia, además, se convierte en el termómetro que nos alerta de nuestras propias idealizaciones, entre más idealizamos mayor es la envidia, en cambio, cuando aprendemos a transformar la idealización en identificación -tú y yo somos iguales-, la envidia se convierte en admiración.

La experiencia de Sofía permitió que el grupo se diera permiso de reconocer sus envidias, y conforme el grupo se miró, descubrió que no tenía lógica sentir envidia por alguien, cuando todos, de una u otra manera, hemos enfrentado la adversidad de la vida:

“Ahora entiendo por qué mi hija se sentía tan molesta últimamente con mi forma de actuar. Por alguna extraña razón decidí mandarle un brujo para que le hiciera una limpia, incluso le regalé varios amuletos para el «mal de ojo», una semilla llamada ojo de venado y un listón rojo; ella ya no aguantaba que yo siguiera con estos «regalitos», y a mí me parecía que era una mal agradecida. Hoy veo que en mi sobreprotección había algo que ella sentía agresivo. ¿¡Y cómo no!? Acepto que en el fondo me ha resultado incómodo ver todo el potencial que ella tiene por delante, sin hablar de todas las oportunidades económicas que ha recibido y yo no. ¡Está más claro que el agua que de la única envidia que la quería proteger era de la mía! Verlo me libera, me hace querer estar más cerca de ella, pero además, me hace transformar esto que siento en una profunda admiración”.

“Hoy veo cómo la lástima que me produce mi mamá en realidad esconde una enorme agresión que, aunque me cueste trabajo aceptarlo, más bien se llama envidia. Verla con tantas actividades, llena de compromisos y viajes, pero además, rodeada de gente más joven que ella me hacían criticarla pensando en su gran dificultad para envejecer con dignidad, incluso me daba vergüenza. Pero la verdad, es que me da mucho coraje ver que por pasarla tan bien ya casi no nos vemos. Sin embargo, ella es feliz así, y yo no puedo negar que su vida se me antoja muchísimo. Ver lo que ella tiene y yo no, no me va a dejar nada bueno. Es necesario que transforme esta envidia en inspiración, sin duda, es un parámetro a seguir para mí”.

“Haber echado a perder la presentación de mi jefe me ha pesado mucho, pero con todo lo que escucho hoy, necesito aceptar algo que no había querido ver: la envidia que le tengo. Me tomó por sorpresa que lo hayan promovido a él y no a mí. Sin embargo, me doy cuenta que necesito observar esta emoción, de otra manera seguiré «echando a perder» lo que sea, con tal de afectar su imagen. Ya llegará mi momento, pero mientras tanto, vale la pena que me abra a aprender todo lo que pueda de él”.

El espejo de la técnica grupal

Uno de los elementos más reparadores dentro del grupo es cuando los participantes hablan de sus emociones negativas. La envidia, es uno de esos sentimientos que suele activarse al inicio del proceso, eventos como: imaginarse quién será el favorito del conductor o de los demás participantes, repartirse el tiempo de sesión, el contenido de sus vidas, entre muchas otras cosas, puede intensificar este estado. Conforme los participantes se van conociendo, la cortina de humo que los separaba, se convierte en el lazo que los une. Lejos de envidarse, se comprometen unos con otros, porque los avances de uno se convierten en la ganancia del grupo.

Todos podemos vernos reflejados en estos espejos…

Espero que la experiencia de Sofía te permita reflexionar sobre lo siguiente: si descubres que constantemente te sientes envidiado por los demás, tal vez sea momento para revisar tus propias envidias. ¿De cuántos vínculos te estarás perdiendo por mirar con coraje lo que otros han logrado? Trascender la envidia es tener el privilegio de encontrar una fuente de inspiración que nos motive a ser mejores personas.

Complementa la lectura con esta reflexión en audio o video.


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¿La envidia y un autoconcepto devaluado podrían estar vinculados?, ¿cómo orientar una sana competitividad sin caer en la envidia?, ¿por qué la sensación de falta de control sobre la vida es un propulsor de la envidia?

Referencias Bibliográficas

  • Ruiz, A. (2017). Curso II, Huella de Abandono. Instituto de Semiología, S.C. https://semiologia.net/curso-ii-huella-de-abandono/
  • Ruiz A. (2017). Curso V, Vocaciones de vida: soltería, pareja, familia. Instituto de Semiología S.C.
    https://semiologia.net/curso-v-vocaciones-de-vida/
  • Klein, M. (1988). Envidia y gratitud y otros trabajos. Obras completas. Volumen 3. Barcelona: Paidós.

Texto: Natalia Ruiz / Ilustración: Diego Zayas

49 Comentarios

  1. Natalia. He estudiado con tu papá algunos cuersos de Semiología y eso me ha abierto a un espacio de Autorreflexion y autoconocimiento.
    Me gusta mucho tu blog y sigo atentamente tus videos esperando cada vez que haya uno nuevo.
    Felicidades por tu claridad y tu generosidad.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Jesús! Muchas gracias por tus comentarios. Qué gusto saber que los cursos de Semiología te han permitido reflexionar en ti mismo. Para mí es un privilegiado tener la oportunidad de compartir este espacio contigo. ¡Te mando un saludo y seguimos en contacto!

  2. Nat,
    Encantado de oírte nuevamente es un placer para mi.
    Siempre tienes tantas ideas y opiniones que ponen me ponen a pensar y ver diferentes puntos de vista.
    Te agradezco, saludo, fuerte abrazo y beso.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Querido Nelson! Qué gusto seguir en contacto contigo. Me encanta saber que podemos compartir este espacio también y que además te han a ayudado a reflexionar en ti. ¡Muchas gracias por tus comentarios y por favor recibe el abrazo cariñoso de siempre!

  3. JULIO ALBERTO NEVE BRITO

    Me parece un blog muy interesante y retador para llevarlo a mi contexto. Frecuentemente pienso que a alguien más le serviría esto pero pocas veces me pongo a ver como funcionaría en mi. Acabo de notar esto y lo trabajaré en mi.
    Gracias por preparar esto y comentarlo.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Julio! Me parece de lo más interesante lo que comentas, porque además es algo que nos ocurre a todos. Cuántas veces leemos o vemos cosas pensando en el impacto que podrían tener en el otro, ¿y para nosotros?, ¿cómo es?. ¡Gracia por compartirnos cómo fue para ti! Saludos.

  4. Escuché atentamente este artículo además de leerlo y me sirvió de mucho.
    Gracias por compartir con nosotros su conocimiento sobre este tema.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Dolores! Me encanta saber que este artículo te sirvió. Para mi es un privilegio poder compartir esta información contigo. ¡Saludos!

  5. Hola Natalia, es un placer volver a escucharte y decirte que este artículo me sirvió mucho para darme cuenta que la envidia que siento en estos momentos es precisamente por una carencia que tuve en mi pasado que está produciendo este sentimiento! Muchas gracias por compartir.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Jorge! Me emociona mucho que me compartas el descubrimiento que tuviste, esa es toda la intención de este espacio. Aceptar nuestras carencias es el primer gran paso hacia la transformación. ¡Gracias y saludos!

  6. Hola, me ha encantado esta parte, así es difícil aceptar la envidio propia , y más frustrante cuando uno intenta hacer cambios y no sale el resultado como queríamos y darnos cuenta que la satisfacción del cambio es personal y nunca nuestra vida se parecera a otra, que esta es la mía y tenga que aceptarlo de otra forma viviremos enojados

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Alejandra! Estoy totalmente de acuerdo contigo, qué importante resulta aceptar el contexto de nuestra vida, porque además al mirarla, vamos a descubrir que hay muchas cosas que probablemente le hemos restado valor. Estar demasiado pendientes de otras vidas, termina por vaciarnos y, como bien dices, nos mantiene enojados. Incluso, es necesario que miremos nuestros pequeños cambios, todo cuenta cuando lo hacemos sin expectativas. ¡Saludos y gracias por compartir lo que sientes!

  7. Hola Natalia, muchas gracias por tu artículo , me gusto mucho, por que justamente la envidia es algo que a veces es difícil de entender o de manejar de forma positiva y la forma en que la planteas me ayudo a encontrar como re dirigirla positivamente

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Gabriela! Me da mucho gusto saber que el planeamiento del artículo te ayudó a redirigir el significado de la envidia. Si no fuera por nuestras emociones negativas tal vez, no contactaríamos con la necesidad de hacer un cambio. ¡Saludos!

  8. Gracias por este tema, me hace reflexionar en como le he dado poder a la envidia a mi ex pareja y su nueva pareja para no soltar y avanzar.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Andrea! Qué importante lo que dices, sentir envidia puede darle el poder a otros de que alteren nuestra paz interna. Pero por el otro lado, esa misma envidia, puede ser el poder que necesitamos para mirarnos y transformarnos. ¡Saludos!

  9. Me alegra cuando veo” nuevo artículo”, me dejan siempre algo bueno.
    Pienso que al ver la envidia como virtud, me ayudara a tener autoestima . Gracias

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Laura! Qué gusto saber que estos artículos te han dejado algo bueno en tu vida. Estoy totalmente de acuerdo contigo, trabajar nuestras envidias puede darnos un sentimiento de valía y amor propio. ¡Saludos!

  10. cuando quieres iniciar un cambio, al principio no es muy grato aceptar que lo que escuchas se aplica a aspectos de tu vida, sin embargo, al sentirme identificada en este aspecto y retomar la emocion “negativa” de la envidia en algo bueno para mi vida es gratificante, para iniciar nuevas cosas y cambios necesarios.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Rosa! Es totalmente cierto lo que dices, a veces preferimos evadir lo que nos ocurre porque nadie quiere enfrentarse a cosas negativas, pero cuando descubrimos que las pérdidas traen ganancias, es la oportunidad que tenemos de hacer grandes cambios. ¡Saludos y gracias!

  11. Alina Nieves Chávez

    Hola querida Natalia,
    Cuando vi el título del blog, sudé.
    “Al contrario, me dije, no juzgo, no envidio, comprendo a todos y todo por que son los demás los que me envidian, guardando debajo del tapete, decepción, tristeza, etc”.
    Ahora me encuentro en introspección prufunda, revisando minuciosamente mis envidias y sus orígenes, lo mejor, es que yo no me compadezco y victimizo, agarro al toro por los cuernos y parto con la convicción de que sin estas experiencias no podría dilucidar mis sombras.
    ¡Que herramientas tan valiosas aprendí en los grupos de desarrollo!
    Gracias, aquí y ahora, hoy y siempre.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Querida Alina! Me encanta lo que nos escribes, porque así son nuestras reflexiones. Frente a algo que nos mueve se activan nuestras defensas, pero conforme descubrimos que sí tenemos las herramientas suficientes para hacerle frente a lo que nos ocurre, es que vamos bajando la guardia. Crecemos en confianza, pero sobre todo en fortaleza interna. ¡Recibe el abrazo cariñoso de siempre, gracias por compartirnos tu experiencia con el blog y los grupos!

  12. Querida Natalia, como siempre muy interesante el tema del que hablas y sobre todo porque tratas temas que surgen por medio del trabajo de los grupos de desarrollo de conciencia.
    Me gustó el tema y las reflexiones de los participantes y me ilustra saber la diferencia entre envidia y celos. Como bien dices, para que haya celos tiene que haber un tercero involucrado.
    Gracias, un abrazo.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Querida Kenia! Gracias por tus comentarios del blog, tienes razón, este espacio se enriquece muchísimo con los comentarios de todos ustedes, porque al final nos vamos descubriendo en estos espejos. Me da gusto saber que el tema te ayudó a esclarecer conceptos. ¡Recibe mi abrazo cariñosos de siempre!

  13. Gracias Natalia, como siempre un gran tema para reflexionar. Es verdad, pienso en que cada ‘defecto de carácter’ transformado en virtud, puede convertirse en un aliado.
    Gracias siempre por tu blog que nos da tanta luz para atravesar nuestro camino.
    Muchos saludos. ??

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Yamile! Estoy de acuerdo contigo, cada uno de nuestros rasgos de la personalidad tienen luces y sombras. Por lo tanto siempre podemos matizar lo que necesite ser compensado, para convertirlos en buenos aliados. ¡Saludos y gracias por tus comentarios, un placer compartir este espacio contigo!

  14. Recién me detengo para leer este artículo, justo hoy me preguntaba sobre esto ¿hasta qué punto estoy envidiando el progreso de personas cercanas? antes no me había pasado el reconocer que siento envidia pero un tanto en el sentido que lo explicas, para identificar áreas de oportunidad que he estado descuidando y que son muchas.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Susana! Qué importante que hayas podido detenerte a revisar tus emociones. El simple hecho de ponerle un nombre a lo que sentimos genera un movimiento interno que nos permite observarlas con mayor facilidad. Conforme las vamos viendo es que podemos ir, deliberadamente, buscando motivos para quitar del medio la cortina de humo que nos separa del otro, porque además los únicos que sufrimos somos nosotros. Después de ello encontrarás razones para convertir la envidia en admiración. ¡Saludos y gracias por compartirnos tu experiencia!

  15. Rebeca Pereira Rodríguez

    Natalia, me gustan mucho tus blogs, son muy claros, explicas muy bien y son muy útiles para ayudarnos a mirarnos con unos ojos críticos y reflexivos.
    Muchas gracias!

  16. Gerardo Juárez Moctezuma

    Natalia, mil gracias por éstas viñetas, soy egresado del colegio de semiología cuando se impartían 9 cursos y eran 3 días de trabajo sensacional. He leído 2 de éstos blogs y me han acomodado muy bien para regresar al principio de realidad y retomar los apuntes y desenpolvarme, gracias, gracias, gracias.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Gerardo! Qué gusto saber que este blog te ha llegado en un buen momento, pero sobre todo, que te haya ayudado a mantenerte en la realidad. ¡Te mando un saludo!

  17. Verónica Villagómez

    Recientemente pude reconocer en terapia que mi coraje contra el machismo era una envidia no reconocida hacia mis hermanos, que recibieron más enseñanzas de mi padre que yo, me sentí invisible y creo que de ahí desarrollé una personalidad introvertida. Aún no logro reconocer mis fortalezas lo suficiente. He buscado parejas cuya personalidad brilla más que la mía y los endoso. Me siento desprotegida. Creo que es momento de empezar a emprender el viaje de autodescubrirme. Me encantó el artículo. Gracias.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Verónica! Me parece que lo que nos compartes es crucial: el descubrimiento de tu envida a lo que representa la figura masculina. Esto es algo que suele suceder en mujeres exitosas, y sólo aceptándolo se puede dejar de rivalizar con eso. Gracias por compartirnos parte de ese maravilloso viaje al centro de propio ser, porque al final, viajamos todos contigo. ¡Saludos!

  18. Natalia me encantan tus artículos! me han ayudado mucho a comprenderme mejor y a hacer cambios en mi forma de pensar y por lo tanto en mis acciones. Saludos desde Gdl.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Luisa! Qué gusto saber que estos artículos te han sido de utilidad, esa es toda la intención de este espacio. ¡Saludos y gracias por tus comentarios!

  19. Natalia:
    Increíble poder ir creciendo a partir de lo que compartes en este espacio. Gracias porque puedo ver como este espacio va aportando mucho a la claridad que voy construyendo y por ser una fuente de inspiración a partir de admirar lo experta que eres en sensación, emoción y pensamiento; valores que anhelo y que en conciencia me muevo a alcanzar.

    – ¿La envidia y un autoconcepto devaluado podrían estar vinculados?

    Totalmente. Me hace mucho sentido cuando comentas que envidiar a alguien se traduce en sentirnos menos que la otra persona, es decir, idealizar al otro y no habernos dado la oportunidad de observar que lo que sí soy, sé y tengo es más que suficiente para estar completo y para disfrutar plenamente y partir de este estado movernos en conciencia a alcanzar aquello que deseamos.

    – ¿Cómo orientar una sana competitividad sin caer en la envidia?

    Teniendo muy claro que es lo que estamos valorando que tiene el otro y que estamos anhelando tener sin la necesidad de comprar nuestra situación con ninguna otra.

    Creo que todavía hay algo qué no logro ver en relación a la pregunta. ¿Me ayudas? ¿De qué manera se podría orientar una sana competividad?

    – ¿Por qué la sensación de falta de control sobre la vida es un propulsor de la envidia?

    Entiendo que la sensación de falta de control sobre la vida se traduce en una percepción en donde, en ocasiones, creemos que una situación adversa se presenta como un hecho que no nos dejará avanzar en la dirección que anhelamos. Esto se convierte en un escenario en donde es muy fácil voltear a ver a otros y creer que el otro, por alguna razón, si pudo obtener eso que anheló: se propulsa la envidia a partir de esta actitud disfuncional. Cuando nos detenemos a observar que esa situación adversa nos da la oportunidad de movernos en la dirección correcta, al desarrollo de mi propio ser, comprendo que todo está en el lugar que tiene que estar y avanzo sin la necesidad de compararme con nadie más.

    ¡Abrazo!

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Querido Fer!

      ¡Muchas gracias por tan lindos comentarios, los recibo con mucho cariño!

      Es cierto lo que dices. A medida que confiemos en nuestros recursos internos, dejaremos de desear los de los demás. Valorarnos, nos hace valorar al otro y entonces admirarlo.

      Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas de la competitividad; una cosa es compararnos y otra cosa es buscar dar la mejor versión de nosotros mismos, a partir de la inspiración que otros nos pueden generar.

      Qué importante lo que mencionas, la frustración, es un gran propulsor de la envidia. Tendemos a pensar que somos los únicos enfrentándonos a algún punto de fricción, pero cuando descubrimos que todos de alguna u otra manera hemos enfrentado la adversidad de la vida, es cuando nos percatamos de que en realidad no hay nada que envidiarnos los unos a los otros.

      ¡Recibe el abrazo de siempre, es un gusto compartir este otro espacio contigo!

  20. Manuel Lopez Guazo Martinez

    Hola Natalia
    La claridad con la que manejas el significado de los conceptos me permite reflexionar y observar si existe en mi , pero no nada mas eso si no también trabajarlos. Muchas gracias

  21. Lilia Margarita Aguilar

    Natalia,
    Gracias por compartir estos blogs. La clarificación sobre la envidia y los celos me ilustró mucho y me hizo ubicarme en las veces que sin querer aceptarlo he sentido envidia y celos, pero no había dilucidado cómo esto me afectaba profundamente por mi huella de abandono. Gracias gracias gracias! Ratifico que debe estar uno en permanente auto-observación y reflexión.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Lilia! Me da mucho gusto saber que esta información te permitió aclarar conceptos como lo son la envidia y los celos, a veces, en estos pequeños matices es que podemos explorarnos con mayor facilidad. Es cierto, somos seres en proceso y lo seremos toda la vida, por lo que la auto observación es un ejercicio permanente.¡Saludos y gracias!

  22. Hola Dra. Natalia, es muy interesante nunca me lo hubiera imaginado que algo que para mi ha sido la fuente de mis mayores fracasos realmente se pueda convertir en una virtud, ya que este sentimiento ha sido mi fiel compañero desde que tengo uso de razón, desde niña recuerdo no tolerar ver que otros tenían lo que yo no, perdí a lo largo de mi vida un sin fin de oportunidades porque nunca he podido valorar lo que yo he conseguido o lo que se me ha dado, tengo hoy 52 años y todavía sigo a veces luchando contra esta enorme insatisfacción y deseo que me carcome cada vez que veo que alguien logra algo que yo deseo. Se convirtió en mi forma de ser,envidio casi todo y al hacerlo nunca he podido sentirme feliz realmente. Gracias por que se ahora en que puntos trabajar, estaba perdida.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Leticia! Muchas gracias por tu testimonio. Me complace saber que este artículo puede ayudarte a resignificar este sentimiento que te ha lastimado tanto. Date cuenta que tienes una gran capacidad para ver las cosas buenas que los otros tienen, ahora, es cuestión de dejarlas de envidiar para empezar a admirarlas. Descubrirás que a tu alrededor se encuentra la inspiración que necesitas para seguir creciendo. ¡Saludos y gracias!

  23. Me quedé pensando en algunas situaciones personales, cuando pasaba por épocas muy difíciles y envidiaba la estabilidad de otras parejas ; sin embargo me di cuenta que era una tontería envidiar esas parejas ya que de entrada a mi no me gustaba la gran dependencia que esas mujeres tenían de sus maridos y a mi siempre me ha gustado ser independiente. Finalmente decidí que yo misma podía darme todas esas atenciones que esperaba de mi pareja y dejar de esperar y envidiar a otros. Lo que ha sido más gracioso es que después de muchos años algunas de estas amigas e inclusive mi hermana me han “confesado” que me envidiaban porque parecía que yo tenía tanta fuerza e independencia que me veían como invulnerable antes todas las situaciones que ellas sentían como crisis y a mí me parecían como cosas habituales. La verdad me dolió porque cuando ellas estaban tan felices me ignoraron y ahora que me dicen que me envidian o admiran me siento algo extraña no se que contestar parecería que justificaran haberme dejado sola.

    1. Dra. Natalia Ruiz de Otero

      ¡Hola Elizabeth! Qué importante dar el paso que tu has dado. Aceptar la envidia y sobre todo cuando hay situaciones o contextos que favorecen la aparición de este sentimiento. El que la puedas observar te permitirá ir debilitando su intensidad. La pregunta es ¿qué te provoca sentirte envidiada? Tal vez si te adentras en la respuesta encontrarás una mayor claridad. ¡Saludos y gracias por tus comentarios!

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